Traducido por @dacha1953 para Periodismo Alternativo
“Si eres un teórico de la conspiración, entonces estás loco”, ¿verdad? Durante años ha sido una creencia común; pero estudios recientes demuestran que es todo lo contrario.
Investigadores de EEUU y el Reino Unido – en su mayoría psicólogos y científicos sociales- afirman que, contrario a los principales estereotipos mediáticos, “los teóricos de la conspiración parecen estar más sanos mentalmente que las personas que aceptan las versiones oficiales de algunos acontecimientos controvertidos y polémicos”.
El estudio más reciente fue publicado en julio de 2013 por los psicólogos Michael J. Madera y Karen M. Douglas, de la Universidad de Kent, en el Reino Unido. Bajo el título “Qué sucedió con el edificio 7: Estudio psicosocial del debate online sobre teorías de la conspiración acerca del 11-S”, el estudio comparó los comentarios de los conspiracionistas -personas a favor de la teoría de la conspiración- con los de convencionalistas -individuos anti-conspiración= en los sitios web de noticias.
Los investigadores se sorprendieron al encontrar que fueron más comunes los comentarios conspiracionistas que los convencionalistas. “De los 2174 comentarios recogidos, 1.459 fueron codificados como conspiracionistas y 715 como convencionalistas”, escribieron los investigadores. Además la investigación mostró que los comentarios de los que estaban a favor de la explicación oficial del 11-S fueron en general más hostiles.
Así, entre las personas que comentan los artículos de noticias, las que descartan las versiones oficiales del gobierno acerca de eventos como los ataques del 11-S o el asesinato de John F. Kennedy duplicaron en número a los que creen en el gobierno. Esto significa que los comentaristas a favor de la conspiración son los que ahora están expresando lo que se puede ser considerado un ejemplo de “sabiduría convencional”, mientras que los comentaristas anti-conspiración representan una pequeña minoría de la cual muchos se burlan y rechazan.
Tal vez el hecho de sentirse frustrados como consecuencia de que la mayoría ya no comparte sus puntos de vista convencionales, puede explicar la razón por la cual los comentaristas anti-conspiración descargan su ira y disgusto a través de sus comentarios.
“La investigación mostró que las personas que están a favor de la versión oficial del 11-S son más hostiles cuando intentan persuadir a sus rivales”, se afirma en el estudio.
Además, parece que los que no creen en las conspiraciones no se muestran únicamente hostiles, sino que además se apegan fanáticamente a sus propias teorías de la conspiración. En este punto, los investigadores afirmaron que para los que apoyan la anti-conspiración es una verdad innegable su propia teoría del 11-S; es decir, que 19 musulmanes -ninguno de los cuales tenía habilidad para volar aviones comerciales de gran tamaño- llevaron a cabo esos increíbles ataques sorpresa dirigidos desde alguna cueva en algún lugar de Afganistán por un hombre sometido a diálisis renal (Osama bin Laden).
En la otra parte, los “conspiradores” jamás han pretendido tener una teoría que explique completamente los eventos del 11-S. De la investigación se desprende que “para las personas que piensan que ese suceso fue producto de una conspiración del gobierno, el asunto no es promover una teoría rival específica, sino tratar de desacreditar la versión oficial”.
Según reportó Veterans Today:
En resumen, el nuevo estudio realizado por Wood y Douglas sugiere que ese estereotipo negativo que se achaca a los teóricos de la conspiración -fanáticos iracundos apegados a su propia teoría marginal- precisamente describe a las personas que defienden la versión oficial del 11-S y no a las que disienten de la misma.
Una teoría de la conspiración acerca de la teoría de la conspiración
La investigación también determinó que los creyentes de la conspiración discuten el contexto histórico de los eventos, como por ejemplo considerar el asesinato de JFK como un precedente del 11-S. También encontró que a los creyentes de la conspiración no les gusta ser etiquetados como tales.
Estas y otras conclusiones están contenidas en el libro “Teoría de la conspiración en Estados Unidos”, escrito por el politólogo Lanza DeHaven-Smith, y que fue editado por la imprenta de la Universidad de Texas. En el mismo se explica por qué a la gente no le gusta ser etiquetados como “teóricos de la conspiración”:
La campaña de la CIA para popularizar el término” teoría de la conspiración” y hacerlo blanco de burlas y hostilidades, por desgracia ha sido una de las iniciativas de propaganda más exitosas de todos los tiempos. En esencia, los que utilizan el término como un insulto lo hacen como el resultado de una conspiración exactamente calculada, indiscutible e históricamente bien documentada, realizada por la CIA para encubrir el asesinato de JFK.